
Me fui a caminar al campo y de repente me sorprendió la lluvia cuando volvía. No corrí porque sabía que me iba a empapar de todos modos. Fue entonces cuando me acordé: Una vez me preguntaron si había sentido la lluvia en mis manos.
Así que alcé mis manos al cielo y sentí la lluvia caer sobre ellas.
Sentí las cosquillas de la lluvia.
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